Por: Área Financiera GB Consultores

Uno de los objetivos prioritarios dentro del plan estratégico de cualquier compañía debería ser la reducción de costes, siempre que esta no perjudique la productividad, la calidad en el producto o servicio ni la satisfacción del cliente. El Plan de Reducción de Costes (PRECO) trata de cumplir esta premisa, mediante el estudio y la aplicación de diversas directrices. Para ello, es vital comenzar con una buena planificación, que nos permita conocer en detalle la composición de cada una de las cuentas que se van a analizar y su evolución esperada.

Para esta buena planificación, el departamento financiero ha de reunirse con las diversas áreas de la compañía, a fin de poder realizar un presupuesto realista para el próximo ejercicio. De este presupuesto, saldrán las medidas correctoras a realizar para reducir los costes.

Una vez realizada la planificación, el Plan de Reducción de Costes se centran en las dos piezas fundamentales de la compañía: la cuenta de resultado y el balance de situación.

Cuenta de Resultados

Para la primera, llevaremos a cabo una serie de medidas económicas y operativas, en base al presupuesto realizado. Estas medidas son las siguientes:

1.- Análisis de los ingresos: análisis de clientes por rentabilidad, propuesta de rappels.

2.- Análisis de los márgenes: análisis de concentración por proveedores, negociación de rappels.

3.- Análisis de los procesos de compra y gastos: imposición de techo de gasto según área o cliente, estudio de acreedores, mejora de condiciones.

4.- Análisis de los gastos de personal, productividad y plusvalía: rentabilidad por trabajador, propuesta de retribución variable por objetivo.

5.- El control y la optimización de los inventarios: optimización de pedidos.

6.- Apalancamiento operativo y eficiencia comercial.

7.- Externalización: eliminación de áreas no vitales para la compañía.

Balance de situación

Las acciones económicas y operativas tienen una repercusión más instantánea sobre la cuenta de resultados, lo que permite ver una mejora en los resultados del ejercicio a corto plazo. En cambio, las medidas financieras, centradas en el balance de situación, pueden tener un efecto mínimo en la cuenta de resultados más inmediata, pero permiten una mejora a más largo plazo. Estas medidas pueden ser:

1.- Optimización de las inversiones en inmovilizado: actualización de elementos productivos, mejorando la productividad y reduciendo costes de mantenimiento.

2.- Grado de utilización y usos alternativos: alquiler de elementos que estén siendo explotados.

3.- Control del inmovilizado: coste de reparación por elemento.

4.- Financiación de los inventarios: análisis de la rotación y el periodo medio de stock.

5.- Análisis de cuentas a cobrar: periodos medios de cobro. Factoring vs descuento por pronto pago.

6.- Flujos de caja y la tesorería: cálculo de tesorería mínima. Reinversión

7.- La idoneidad de la estructura de capital: autofinanciación vs financiación externa. Fondo de maniobra y Necesidades Operativas de Fondos.

8.- Apalancamiento financiero.

9.- Coste de la financiación. Unificación de préstamos

10.- Sistema de cobro y pago: Aumento de la financiación espontanea y reducción del periodo medio de cobro.

De este modo, las medidas propuestas en las áreas anteriores han de ser diseñadas en un marco temporal, que permita una implantación sin que afecte al normal funcionamiento de la compañía. También es vital que estas medidas se monitoricen a lo largo del periodo, a fin de conocer las desviaciones que se puedan generar y analizarlas para llevar a cabo medidas correctoras.

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