Por: Área Financiera GB Consultores.
En la Guía financiera, fiscal y legal COVID-19, elaborada por GB Consultores, las pymes encontrarán respuestas a todas las medidas aprobadas por el Gobierno a raíz del estado de alarma. Destacamos en estas líneas algunas claves financieras.
La mayor parte de las empresas se encuentran en estos momentos en una situación completamente atípica e inesperada que suele definirse como la teoría del cisne negro (Nassim Taleb), que es una metáfora que describe un suceso sorpresivo de gran impacto socioeconómico. Una vez pasado el hecho se racionaliza haciendo que parezca predecible o explicable, es decir dando la impresión de que se esperaba que ocurriera. Teniendo esta consideración podríamos recordar el inicio de la primera guerra mundial, la gripe española, los atentados del 11 de septiembre y, ahora, la pandemia de coronavirus de 2020.
Es un parón brusco de la economía y, simultáneamente, un escenario incierto (el conocido entorno VUCA) sobre el que se debe actuar de forma rápida; ahora echamos de menos no contar con un mapa de riesgos. En ese sentido, debemos analizar de forma coherente la situación y dibujar los distintos escenarios en los que nos situamos y nos situaremos.
Una gran parte de las empresas han paralizado por completo sus ingresos por ventas, cancelación de pedidos e incluso devolución de las operaciones comerciales realizadas. La primera gran pregunta que habrá que hacerse es si se trata de:
- Ventas Diferidas, (recuperables). Se han parado y poco a poco volverán a situarse más o menos en los niveles habituales con lo que la evaluación más importante será el plazo de dicha recuperación o bien,
- Ventas Perdidas, (no recuperables). Aquellas que no se realizan ni se realizarán dada la incapacidad de poder llevarse a cabo como por ejemplo en la actividad hotelera, turística y restauración donde lo no vendido no podrá ser recuperado.
Como indicábamos ésto tendrá un doble efecto:
- Financiero a corto plazo.Al dejar de inyectar liquidez se produce un efecto inmediato: la posición de déficit de tesorería y la incapacidad de hacer frente a los pagos comprometidos que necesita de moratorias, aplazamientos y carencias.
- Financiero a medio plazo. Hablamos de la pérdida de rentabilidad. La caída en ventas difícilmente recuperable en este ejercicio lo que lleva a una disminución del beneficio y, en la mayoría de los casos, a la entrada en pérdidas y la disminución del EBITDA. En definitiva, la imposibilidad de generar el cash flowsuficiente para atender el servicio de la deuda comprometido lo que necesitará de una reestructuración del endeudamiento financiero y una recomposición del fondo de maniobra.
En este sentido, deberemos de actuar con acciones de emergencia para parar este fuerte golpe cuya capacidad de respuesta dependerá de la posición de partida (nivel de liquidez, tesorería, endeudamiento, solvencia, autofinanciación) y la utilización de las medidas aprobadas por el gobierno para paliar esta difícil situación. En cualquier caso, es muy importante analizar la duración de esta situación y actuar en función de los escenarios posibles. Así tenemos sobre la mesa un primer análisis que nos dibujará dos escenarios: uno seguro (azul) con un efecto perdida hasta el mes de junio, y, otro probable con un efecto perdida que podría prologarse hasta el mes de agosto o septiembre de 2020.
La empresa deberá emprender acciones de protección ante los dos posibles escenarios de base y, otro de ajuste a mayor plazo para el periodo septiembre/octubre – diciembre 2.020.
Todo esto deberá realizarse de forma inmediata pero siempre:
- diagnosticando la posición de partida. Capacidad financiera.
- Proyección de distintos escenarios para 2020.
- Proyección de estabilidad a medio plazo 2021/2022.
Primero saber nuestra capacidad de respuesta y aguante y, en segundo lugar, dibujar los escenarios más probables basando nuestro análisis en el más pesimista para, en tercer lugar, diseñar una proyección a medio plazo.
Los sectores más afectados son los ligados al turismo que es un pilar básico de la economía española: hoteles; restaurantes, cultura, lavanderías, catering. La suspensión de las Fallas y de la Semana Santa en el sector turismo, hostelería y comercio NO tendrá recuperación en este año y supondrán un importante volumen de pérdidas que habrá que financiar (disminución directa del patrimonio neto).
Los sectores industriales verán una recuperación lenta. Recuperar el consumo interior con una previsión inicial de cerca de dos millones de trabajadores en situación de expedientes de regulación temporal de empleo no invita a ser muy optimista en el crecimiento del consumo, aunque el Estado garantice unos ingresos mínimos, la prudencia hará que el consumo se realice básicamente en los bienes de primera necesidad.
La exportación se va a ver afectada por una paralización progresiva dado el carácter global de la pandemia y posiblemente con una recuperación posterior que con total seguridad no veremos hasta bien entrado (con suerte) el año 2021.
En ese sentido, contamos con una serie de medidas aprobadas por el Gobierno que resultarán más o menos positivas dependiendo de:
- Operativa. La rapidez en su puesta en marcha y la agilidad del proceso para que en muchos casos no llegue demasiado tarde, así como del rigor en el análisis de la solvencia empresarial por parte de las entidades financieras.
- Refinanciación. Con estas medidas se podría solucionar en parte el primer problema, pero no da respuesta a la necesaria refinanciación que habrá que abordar con total seguridad a partir del verano. (escenario verde).