Por: Carles Pérez. Área Financiera GB Consultores.
Últimamente, el sistema financiero se caracteriza por encontrarse en una situación de alta liquidez, con unos tipos de interés muy bajos, llegando al cero o incluso negativo. El crédito fluye sin dificultades y los inversores tienen dificultades para encontrar productos que les permita generar rendimiento a sus inversiones.
Desde hace ya meses, el Banco Central Europeo está dedicado a mantener el tipo de interés en estos mínimos, inyectando liquidez en el mercado. Esto es, una política monetaria expansionista. Pero estas políticas, llegados al límite, generan una situación de mercado muy negativa, conocida como la trampa de la liquidez.
Se conoce como política monetaria expansionista aquella serie de acciones centradas en aumentar el nivel de dinero en circulación. En el modelo macroeconómico IS-LM (modelo clásico de oferta y demanda), las políticas monetarias expansionistas desplazan la curva LM a LM’, generando una reducción del tipo de interés de equilibrio -r0- y aumentando la producción final. Traduciendo esta premisa a un modelo más práctico, la entrada de dinero en circulación por parte de un Banco Central genera que los bancos puedan dar crédito más barato. Al tener facilidades de acceso a crédito barato y sin alicientes para realizar inversiones no productivas, la población opta por aumentar el consumo y, por ende, aumenta la inversión productiva. Todo esto genera un aumento del PIB (o, como es conocido generalmente en la teoría macroeconómica, la producción -Y-).
La trampa de la liquidez empieza a gestarse cuando, tras un largo periodo manteniendo una política monetaria expansionista constante, la preferencia de la liquidez se hace prácticamente elástica -Es decir, no generará cambios pues la curva LM se torna horizontal-. Por tanto, ante la esperanza de que los tipos de interés no vayan a seguir bajando, los actores involucrados prefieren retener su dinero ocioso, lo que no genera un aumento de la producción. Mantener los activos líquidos tiene un coste casi nulo (ya que la rentabilidad que te daría el mercado es inexistente) e invertir no es atractivo, puesto que el valor del bono es muy alto (no genera rendimientos). Como consecuencia a todo esto, la política monetaria expansionista no tiene efecto en el mercado, siendo más interesante generar políticas de gasto público.