Por: Pablo Gonzalbo, Área Financiera y de Gestión Empresarial en GB Consultores
Para poder entender los índices de morosidad alcanzados en 2020, es necesario explicar primero el contexto actual. La economía española manifestó un decrecimiento del 22,1% durante el segundo trimestre debido a la reducción del consumo de los hogares (-18.1% interanual), la caída en la inversión en bienes de equipo (-25.8% interanual) y construcción de viviendas; todo ello consecuencia directa de los efectos del confinamiento para combatir la pandemia sufrida, tratándose de una caída sin precedentes históricos.
A pesar de ello, el índice sintético de morosidad empresarial (ISME) [1]se situó en 95,6 puntos en el primer trimestre del 2020, tan solo 0,8% superior al del último trimestre de 2019 y un 0,6% inferior al índice del mismo periodo del pasado año. En este periodo se ha incrementado la media del periodo medio de pago en 4 días, situando ahora la media en 87,1 días (cifra más alta desde el año 2011), y se ha reducido el porcentaje de facturas en mora en un 2,2%; situado ahora en 68,3% (el mejor dato de los últimos 5 años) provocado por la menor morosidad en facturas de límite 30 días de retraso.
Índice sintético de morosidad empresarial, incidencia y duración de la morosidad

Fuente: Afi, CEPYME
Al estirarse el periodo medio de pago en cuatro días, incrementa el coste financiero de la deuda comercial en un 3,2% en comparación al último trimestre de 2019 y se establece en 2.758 millones de euros, aumentando también los intereses por demora en el pago en un 12% respecto al último trimestre de 2019, situándose en 1.563 millones de euros.
Los periodos medios de pago en el país son distintos en función el sector analizado, por ello se presenta la siguiente tabla donde se muestran las desviaciones en los plazos por sector:
Plazos medios de pago por sector

Fuente: CEPYME
Destacan el sector químico y el de distribución alimenticia como aquellos sectores con los plazos más reducidos; y construcción y textil como aquellos sectores con los plazos más dilatados en el tiempo; debido a su actividad, ya que precisan de mayor tiempo para poder finalizar su trabajo.
De igual forma, también se clasifican los periodos medios de pago por comunidad autónoma del deudor:
Plazos medios de pago por CCAA

Fuente: CEPYME
Aragón continúa con su liderato como comunidad con el plazo medio de pago más reducido (71,6 días) y destacan las dilataciones del plazo en comunidades como Cantabria y Navarra, situándolo en más de 100 días (108,7 y 119 respectivamente, cercano a duplicar el límite legal).
Como ultimo indicador, se analiza el periodo medio de pago en función de la dimensión de la empresa:
Plazos medio de pago por tamaño de empresa

Fuente: CEPYME
Recalcando que tan solo las empresas grandes (+250 trabajadores) consiguen reducir su plazo medio de pago en 2,6 días; aunque en comparación al mismo trimestre del año anterior sufran un aumento de 4,8 días. De igual forma, continúan siendo las empresas mejores pagadoras.
Para poder predecir cuál será la situación de la morosidad en 2021, primero habrá que seguir la evolución de la pandemia, ya que la relación entre el sector sanitario y económico es directa, por lo que el ritmo de vacunación servirá tanto de antídoto para contrarrestar el virus como para los créditos morosos.
La incertidumbre y el miedo ante una recaída, ha hecho que los gobiernos y el Banco Central Europeo acordaran medidas para salvaguardar el empleo y la economía de cada país con préstamos con condiciones muy asequibles, lo que ha evitado una crisis de liquidez en el corto plazo, pero ya se están dando cuenta que está desembocando en una crisis de solvencia en el largo plazo; debido a que con estas medidas solo han conseguido ganar tiempo. Hace escasos días, el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, mencionaba que “las empresas tienen ya un problema de solvencia, no solo de liquidez”, vaticinando en cierta forma el impacto negativo sobre el tejido empresarial que se va a experimentar a lo largo de este ejercicio.
El último estudio de medición de riesgos de Moody´s considera una perspectiva negativa para las entidades financieras con importantes volúmenes de este tipo de préstamos, por la lenta recuperación económica esperada, y el aumento de las insolvencias empresariales esperado por la paralización de la actividad que derivará en mayor volumen de créditos morosos, lastrando así los fondos propios de las entidades financieras por las pérdidas.
Para impedir esto, el BCE ha autorizado a los bancos a utilizar sus reservas de capital que se habilitan en periodos de crisis, para poder cubrir pérdidas o prestar mayores ayudas a las empresas. El banco se encuentra con créditos en su balance que algunas empresas y hogares no van a poder devolver con las condiciones inicialmente firmadas, y que necesitan de una reformulación como la llevada a cabo el pasado mes de noviembre elevando el plazo de amortización del préstamo hasta los 8 años y carencias de hasta 24 meses para poder atender los pagos. Solo así conseguirán recuperar estos créditos dudosos que se estiman podrían llegar hasta los 1,4 billones de euros. Por lo visto, los mensajes lanzados por los entes arriba mencionados no invitan al optimismo, aunque deberemos esperar al primer trimestre del ejercicio con el fin de ver la evolución de la economía y su respuesta a toda la batería de medidas aprobadas hasta la fecha.
[1] ISME: índice sintético basado en los indicadores simples del periodo medio de pago y la ratio de morosidad; compuestos ambos por una media aritmética.
Imagen: Banco Central Europeo