Por: César Bernat. Área Financiera GB Consultores.
Qué duda cabe que la pandemia producida por la Covid-19 ha provocado una fuerte crisis económica que con mayor o menor fuerza afecta a todos los países. La respuesta a esta situación se ha manifestado a través de los distintos paquetes fiscales de emergencia y de subvenciones para inyectar recursos en la economía con el fin de mitigar sus consecuencias.
A pesar de ello, estamos abocados a una de las peores recesiones de la historia, aunque su impacto no será igual para los países como tampoco lo ha sido su respuesta. De hecho, durante la primera oleada, la diferencia de tamaño de los paquetes fiscales aprobado por los países ha sido bastante acusada (en términos de porcentaje del PIB y considerando únicamente recursos frescos). Japón fue el que mayor gasto fiscal aplicó a la lucha contra la Covid-19 con un 21% del PIB, seguido de Luxemburgo (20%) y Bélgica (19%). Estados Unidos dedicó el 13%, mientras que el décimo, Suecia, aportó el 12%. El promedio global se situó en el 3,7% del PIB, según datos de la Universidad de Columbia en mayo de 2020.
Aun siendo muy relevante, la riqueza de los países no es el único factor que explica esa diferencia, ya que también lo es, por ejemplo, la facilidad para acceder al crédito; es decir, la capacidad para endeudarse o incluso la posibilidad de obtener ayuda internacional. De todas formas, no solo importa el tamaño, también habría que analizar el contenido de esos paquetes fiscales – es decir, saber en qué se gasta el dinero para conocer su efectividad y si efectivamente van orientados a paliar los efectos de la crisis causada por la Covid-19.
En consonancia con las ayudas estatales, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha destacado su apoyo de aquellos países, principalmente emergentes y en desarrollo, que lo puedan necesitar. La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, abogó por mantener la salud de la economía global a través de la coordinación de las políticas fiscales, monetarias y regulatorias. Complicada misión en los tiempos actuales, como bien sabemos en España.
La propia Unión Europea ha tenido que salir en apoyo de aquellos países más afectados, auxilio que se va a materializar en el Fondo Europeo de Recuperación con una inyección de 140.000 millones de euros, el equivalente al 11% del PIB, para los próximos años en nuestra economía. Todo un hito, considerando las reservas de algunos países y de la ruptura con el dogma del equilibrio fiscal y del principio de austeridad que la Unión Europea promovía hasta hace bien poco. Aparte de todo esto, el BCE ha incrementado su programa de compra de bonos para apoyar a los Estados durante la crisis y dotar de liquidez al sistema.
Nuestro país, cuya economía soporta un mayor peso de los sectores más afectados por la crisis, sufre estos efectos en mayor medida que otros, como así se refleja en las últimas previsiones de crecimiento económico. Vista la gravedad de la situación, que aún se mantiene, las Administraciones Públicas, a través de sus diferentes organismos, han articulado una serie de mecanismos y medidas con el fin de paliar los efectos de la pandemia e intentar apoyar a los diferentes sectores y colectivos afectados. De todas formas, puede que la respuesta hubiese sido mayor si la situación de partida de nuestras cuentas públicas hubiese sido otra, aunque con todo, el esfuerzo va a suponer aumentar el problema fiscal que ya teníamos con un incremento esperado de la Deuda Púbica que puede alcanzar el 120% del PIB, según las proyecciones del FMI.
Las medidas que se han impulsado provienen de organismos a todos los niveles: estatal, autonómico y local. Así, el Gobierno ha impulsado los ERTE para aquellos sectores más afectados en un principio; el ICO ha concedido una línea de avales para garantizar la financiación y liquidez de las empresas y autónomos que debido a la prolongación de la crisis ya se ha modificado; se han publicado diferentes ayudas y subvenciones para apoyar sectores o actuaciones concretas, se han aprobado subsidios para personas sin recursos, se están aprobando nuevas ayudas al empleo …
Al mismo tiempo, las Comunidades Autónomas, a través de sus propios organismos y las diputaciones y ayuntamientos, han aprobado un sinfín de medidas para dar apoyo a los distintos agentes afectados. Enumerarlas todas sería un ejercicio muy extenso, pero destacan aquellas tendentes a facilitar el teletrabajo, a la investigación contra la Covid-19, a la fabricación de productos y herramientas para combatir al virus, las de carácter social para los sectores poblacionales más vulnerables, las de apoyo a pymes y autónomos de diferentes sectores … medidas que al final vienen a complementar las implementadas desde el Gobierno.
Los objetivos que se persiguen con toda esta retahíla de medidas son, además de ralentizar la propagación del virus y apoyar al sistema sanitario y a los ciudadanos más necesitados, los de mantener la economía y preservar el empleo. El reto de la recuperación económica se antoja fundamental y el auxilio a empresas y autónomos es crucial, sobre todo en aquellos sectores más afectados por la pandemia.
Esto estaría en línea con lo que persigue la Unión Europea, la cual, como ya hemos indicado, va a ayudar a financiar la respuesta contra la Covid-19 de sus Estados miembros, aunque no hay que olvidar los condicionantes que pueda imponer. Esto es, a su vez, una nueva oportunidad para reorientar nuestro modelo productivo, ya que el fondo aprobado dará prioridad a la inversión en la transición digital y ecológica.
La llegada de la vacuna para ser el mejor remedio contra el Covid-19, cuestión que hace albergar serias esperanzas de que la vuelta a la normalidad puede estar más próxima de lo que se vaticinaba. Si esto se confirma, el año 2021 puede ser mejor de lo esperado y la recuperación adelantarse hacia horizontes más próximos. En cualquier caso, esto está por ver, y de momento no nos queda otra que ser prudentes e intentar aprovechar al máximo todas las ayudas a las que podamos acceder, tanto en forma de subvenciones a fondo perdido como de ayudas reembolsables que nos permitan ganar el tiempo necesario para asegurar nuestra supervivencia hasta la vuelta a la ansiada normalidad.
Foto: FMI